No es la única de las universidades españolas o extranjeras, pero la de Valladolid es un buen ejemplo del servicio que las instituciones públicas hacen a las grandes empresas; poco antes de verano se celebró un acto de agradecimiento por la “cooperación” que las grandes empresas brindan a la universidad, fundamentalmente a través de prácticas de estudiantes (trabajo en prácticas o gratis, que viene a ser más o menos lo mismo), contratos de investigación (para que a la universidad no se le olvide que tiene que investigar lo que les interesa a las empresas, al margen de lo que sea necesario para el bien común), creación de cátedras de empresa (ahí ya queda plenamente claro quién tiene el control y, evidentemente, en esta ciudad destaca la Cátedra Renault).
Así todo, siguiendo las directrices del gobierno central, las tasas siguen aumentando de precio, aunque se crean consejos consultivos o comisiones técnicas que cobrarán sus buenos reales por determinar un nuevo modelo de financiación universitaria en el que primará… la competitividad y las condiciones que dicten las grandes empresas, sin duda.
