Ayer, 14 de febrero, tuvo lugar en Valladolid una jornada de denuncia contra la trata de personas. Esta jornada se enmarcó en el homenaje a Rovirosa y Julián Gómez del Castillo, militantes obreros que dieron su vida por los empobrecidos.
Por la mañana el acto consistió en una denuncia en la calle.
Por la tarde, Corina Fuks, autora del libro La trata de personas, explotación y
esclavitud en Europa de la editorial Voz de los sin Voz, nos expuso como la esclavitud hoy no esta abolida, al contrario crece porque es un negocio. «La esclavitud ha crecido en este
siglo XXI. Cuando hablamos de trata de seres humanos hablamos de
esclavitud. La realidad es que han ido creciendo las cifras, las rutas,
multiplicándose exponencialmente».
Este
negocio podría estar afectando a cerca de 30 millones de personas en el
mundo, desde la explotación sexual a la laboral. «Es imposible dar una
cifra exacta, pero las víctimas se cuentan por millones.
La trata de personas es un negocio, el periódico El País recauda cerca de 112000 euros al mes con los anuncios de prostitución. La trata de personas, la explotación sexual, la explotación laboral es un negocio que mueve millones. Cuando en el 2022 se celebre el mundial de fútbol en Qatar, se estará celebrando sobre un cementerio, pues en su construcción ya han muerto 4000 obreros.
Los estados con sus políticas ponen en bandeja a las personas para la explotación. La trata de personas existe porque hay hambre, hay paro, hay miseria. Nadie se ofrece para ser esclavo.
Jorge Simbaña, participante del Simposio de jóvenes contra la prostitución y la trata de personas celebrado en el Vaticano este pasado mes de noviembre, resaltó el papel que tiene la Iglesia en la denuncia de estas situaciones y de cómo se esta trabajando para erradicarlo. Jorge hizo hincapié que hay que ver la esperanza en el mundo, hay muchísimas organizaciones luchando, personas que han sido víctimas de la trata han recuperado su dignidad como personas y ahora luchan para liberar a otros. Igual que la explotación es global, la lucha y la solidaridad debe ser global. Tenemos la libertad de elegir y tenemos dos caminos: el camino de la esclavitud, queriendo vivir una vida tranquila, indiferente, pero viviendo y respirando esclavitud. O el camino de la solidaridad, no aceptando el mundo en el que vivimos. La verdadera alegría esta en el servicio a los demás. La esperanza se encuentra en la lucha, pero lucha asociada. Jorge nos recordó como el Papa Francisco dice que hay que comprometerse y comprometerse es dar la vida. La vida hay que jugársela para que merezca la pena.