En el mes de diciembre vamos a tener con nosotros a Benjamín González Miranda, autor del libro "La medicalización de la vida". En Valladolid estará el día 12 de diciembre y en Burgos al día siguiente, el jueves13, en la Casa de Cultura y Solidaridad de cada ciudad.
Para iros abriendo boca, os dejamos una entrevista que le hizo el periódico la Voz de Asturias hace un tiempo. Y si queréis dar a conocer el acto de cada ciudad, os dejamos también el enlace a los carteles, para que os lo podáis imprimir.
Benjamín González Miranda, médico de urgencias del Hospital de
Cabueñes desde 1987, no elude la responsabilidad propia cuando se trata
de denunciar “el abuso” que se hace de los medicamentos en el sistema
sanitario. El doctor, especialista en medicina de Familia, acaba de
publicar un libro sobre “La medicalización de la vida”, editado por la
editorial La Voz de los sin Voz, en el que critica no sólo “el daño” que
puede generar un médico, sino también las relaciones con la industria
farmacéutica.
¿Este libro nace de su experiencia en el hospital?
Sí, analiza cómo estamos cambiando la forma de llegar a los pacientes, y
refleja la preocupación por cómo se produce la respuesta sanitaria por
parte de los médicos. Hablo de la iatrogenia, que es el daño que puede
generar un médico sobre el sistema sanitario.
Entonces, ¿también
hace autocrítica? Por supuesto. Creo que tenemos una dependencia
excesiva del sistema sanitario, no sólo curativa, sino preventiva. Hay
gente que está tomando 16 pastillas al día, con el consiguiente daño que
pueden generar las interacciones farmacológicas.
¿Duda de los
fármacos? Valoro el beneficio que ha generado la medicina en
determinadas situaciones, pero no creo que haya que hacer de problemas
de la vida enfermedades, como por ejemplo el colesterol o la diabetes.
Estamos medicalizando la existencia, todo ello con la connivencia de los
políticos. Parece que todos tenemos que estar enfermos, y si no lo
estamos, es que no lo sabemos. Una cosa es que el medicamento sea
necesario, y otra que estemos sometidos. Además, de los conflictos de
interés que conllevan las relaciones con la industria farmacéutica. Es
el caso de la gripe A, con fuertes intereses financieros detrás.
Sin embargo, gracias a la industria farmacéutica existe la investigación.
Se
suele decir que la investigación se hace con el 150% de financiación
de la industria, pero lo que no se puede hacer es anteponer los
intereses de los accionistas a costa de la salud. Todos los fabricantes
tienen convenido destinar un alto porcentaje a márketing en el precio
final del producto, escudándose en los altos costes de la investigación.
El medicamento es un bien de primera necesidad, no de intercambio y
lucro.
¿No cree que sus teorías chocan con el aumento de la
esperanza de vida? Hay determinantes de la salud, como las condiciones
sociales e higiénicas, más importantes que los medicamentos. La medicina
y la tecnología tienen sus límites. Nuestros abuelos eran gente con más
sentido común que nosotros.