Casi cuatro millones y medio de parados reconocidos: 4.326.500 (según la Encuesta de la Población Activa). Ésa es la cifra record reconocida por nuestro gobierno; los reales son muchos más y si sumamos los que se ven obligados a trabajar en la economía sumergida, las cifras pueden ser de auténtico espanto. Está claro que al sistema económico actual le interesa generar parados en serie para conseguir así el sometimiento necesario para que el capital imponga sus condiciones al trabajo. ¿Es que acaso el capital genera riqueza? Cualquier somera observación puede llegar a la conclusión de que lo único que puede generar riqueza es el trabajo. Ya en 1943 Kalecki afirmaba la imposibilidad de que el pleno empleo fuera posible en las economías capitalistas, porque «el despido dejaría de desempeñar su papel como medida disciplinaria». Hoy está eso más presente que nunca y mucho más si miramos un poco más allá de nuestro ombligo y vemos los más de 1.500 millones de parados y trabajadores precarios que hay en el mundo, cómo estamos tratando a los emigrantes como mercancías (usados para los que nos interesa y tirados a la basura cuando no nos interese).
Y mientras, para solucionar este drama en la sociedad española, el gobierno plantea subir los impuestos indirectos (aquellos que afectan más a los más pobres) sin tocar la fiscalidad privilegiada de las SICAV (Sociedades de Inversión de Capital Variable, aquellas que precisan un capital mínimo de 2’4 millones de euros y que tributan solamente por el 1% de los beneficios, frente al resto de sociedades que deben tributar el 32’5%). ¿A quién beneficia este gobierno que dice llamarse socialista? A los ricos, evidentemente
Ana Sánchez
Y mientras, para solucionar este drama en la sociedad española, el gobierno plantea subir los impuestos indirectos (aquellos que afectan más a los más pobres) sin tocar la fiscalidad privilegiada de las SICAV (Sociedades de Inversión de Capital Variable, aquellas que precisan un capital mínimo de 2’4 millones de euros y que tributan solamente por el 1% de los beneficios, frente al resto de sociedades que deben tributar el 32’5%). ¿A quién beneficia este gobierno que dice llamarse socialista? A los ricos, evidentemente
Ana Sánchez