Nuevamente se congregó un grupo de jóvenes y adultos en las calles de Burgos para denunciar la esclavitud infantil y sus causas. En esta ocasión también se aprovechó para realizar una serie de actividades musicales, demostrándose así que el arte no está reñido con el compromiso, que todos podemos hacer algo, ¡si queremos!
Lo primero es no callar ante la injusticia, no dejar que los medios de comunicación sean los que dicten de lo que debemos opinar o hablar: 400 millones de niños esclavos y 1600 millones de parados en el mundo son suficientes razones para no permanecer pasivos ante la injusticia.
Los mercados de la ciudad se llenaron de este grito de los sin voz, de las acciones de jóvenes que no quieren ser cómplices, que no se resignan ante la injusticia, que quieren hacer algo.